Al salir de su habitación y dirigirse al lobby del hotel Lincoln en La Havana, el cinco veces campeón del mundo nunca se imganaría que a partir de esa noche viviría una de las más grandes aventuras de su vida. La noche del 23 de febrero de 1958, Juan Manuel Fangio, en el lobby del hotel, conversaba amenamente luego de haber clasificado en primer lugar para el 2do. Gran Premio de Cuba, cuando de repente un joven alto con una chaqueta de cuero, apuntándole con una pistola calibre .45, le dice «disculpe Fangio, Ud. va a tener que venir conmigo». Fue rápidamente sacado por una puerta lateral del hotel hacia la calle Virtudes donde lo esperaba un auto en marcha.
Fangio, quien ya se había retirado de la Fórmula 1, se mantenía participando en ciertas competencias, principalmente, de sports cars. El año anterior, 1957, el movimiento 26 de julio liderado por Fidel Castro, había planificado la «retención patriótica» del pentacampeón, cuando este asistió invitado por el gobierno del dictador cubano Fulgencio Batista al 1er. Gran Premio de Cuba, pero no pudo ser llevado a cabo por distintas razones.
La guerrilla se vió presionada por la falta de tiempo para realizar el secuestro, puesto que Fangio llegaría a Cuba sólo dos días antes de la carrera. Los combatientes del M-26-7 elaboraron varios planes que posteriormente fueron desechados, entre ellos a la salida de un programa de televisión y a la salida de un coctel en uno de los hoteles de La Habana.
Al principio Fangio tenía la creencia de que todo se trataba de la controversia de la broma que la noche antes, él mismo junto a otras personas, le habían jugado a su manager, Marcelo Giambertone. Cuando se encontraban en una recepción por invitación del Ministro de las Fuerzas Armadas, el General Roberto Fernández Miranda, quien encabezaba la Comisión Nacional de Deportes, a Giambertone se le acerca un soldado informándole que tenía una llamada telefónica, al atenderla se da cuenta de que no hay nadie del otro lado de la línea. Decide reintegrarse a la recepción y dos soldados le impiden entrar, le piden su pasaporte y se lo llevan detenido, acusándolo de ser un espía de Fidel Castro que se hacía pasar por manager de Fangio. Asustado escucha en la habitación contigüa las carcajadas de Fangio, del militar cubano y varios de sus amigos.
«Mi secuestro fue el más lujoso y amable…»
El auto que transportaba al campeón del mundo, dió varias vueltas por la capital cubana, y después que el conductor lo llevara a su casa para presentárselo a su esposa, terminó en el barrio El Vedado, un barrio de clase alta, donde Juan Manuel pasaría las horas de encierro. Según el propio Fangio en ningún momento sufrió maltrato, sino más bien todo lo contrario, recibiendo reiteradas excusas por el secuestro, así como una detallada explicación de las razones que tuvo el movimiento guerrillero para llevar a cabo dicha tarea. Fangio, incluso, recordaría la cena preparada por una mujer que se encontraba en la casa: papas fritas con carne. Después afirmaría que su secuestro fue «el más lujoso y amable. Los secuestradores se disculpaban constantemene y hasta me sirvieron el desayuno en la cama. No tengo queja alguna de la forma en que se comportaron conmigo».
La noticia del secuestro de Fangio recorrió todo el mundo. La prestigiosa revista «The Economist» publicó un artículo acerca de como los rebeldes cubanos usaron la fama del piloto argentino para promover politícamente su causa y darla a conocer mediante la opinión pública internacional. Según ellos nunca se se había hablado ni escrito tanto en tan diferentes lugares sobre el proceso revolucionario cubano hasta el secuestro de Fangio. El mismo campeón reconocería que «había ganado cinco campeonatos del mundo, había corrido y ganado en Sebring, pero el secuestro de Cuba fue lo que me hizo popular en los EE. UU». Estas declaraciones las dió Fangio en el programa de Ed Sullivan, para el cual le ofrecieron la suma mil dólares para que se presentara en el mismo junto al legendario boxeador Jack Dempsey. Previo a esto, en su paso por Miami, recibió las llaves de la ciudad.
Finalmente Fangio no pudo participar en la carrera y fue liberado al día siguiente, el 24 de febrero de 1958, en la embajada de Argentina, después poco más de 24 horas de encierro y por una increíble coincidencia del destino, sólo horas después de salir al aire por primera vez Radio Rebelde, la emisora radial de los revolucionarios, ideada por otro argentino: Ernesto «Che» Guevara. Los revolucionarios al liberar a Fangio entregaron una carta al embajador argentino, Raúl Guevara Lynch (según se dice este es primo del «Che») en la cual aclaraban que el secuestro de Juan Manuel sólo tenía fines propagandísticos.
Fangio recordará más tarde sobre su liberación: «»Hacia las diez de la noche llegamos a la embajada argentina. Uno de mis raptores insistió en acompañarme hasta la misma puerta, diciendo que mi llegada a la embajada había sido anunciada previamente por teléfono. Indudablemente se nos esperaba con impaciencia».
«-Está usted libre, señor. Por favor, excúsenos otra vez por haberle causado tantas molestias.» – dijo el rebelde.
«Dio media vuelta y se fue como quien no le da importancia a la cosa. Un tipo de secuestrador tan encantador como original. La embajada estaba vigilada por policías de paisano. Pasé entre ellos, sin que me reconocieran o me hicieran preguntas, y vagabundeé durante unos minutos hasta que tropecé con Giamba y casi me estranguló con su abrazo emocionante. A continuación corrió a un teléfono y muy pronto pude estar en comunicación con Andreína, mi mujer, que aguardaba ansiosamente en Buenos Aires el buen fin de mi aventura».
«En resumidas cuentas, puedo decir que fue una aventura que me satisfizo bastante».
El rapto, las atenciones, las disculpas, el tiempo pasado junto a sus secuestradores, terminó en una larga amistad que perduraría a través de los años, a tal punto que ellos le expresaron a su detenido que tan pronto la revolución triunfara, le enviarían una invitación para visitar de nuevo Cuba. Lo cual sucedió solo un par de años después de que Fidel tomara el poder de la isla, aunque dicha visita no se diera sino hasta 1981, cuando Fangio fue a Cuba como representante de la Mercedes-Benz, con la finalidad de venderle unos camiones al régimen revolucionario. El mismo llamaría a los raptores como «mis amigos secuestradores».
La carrera.
El 2do. Gran Premio de Cuba, había sido planificado por el dictador Fulgencio Batista, para promocionar el buen ambiente que se vivía en la isla y para demostrar que allí «no pasaba nada». En la carrera, a parte de Fangio, participaban un gran número de pilotos de reconocimiento mundial de la talla de Stirling Moss, Carroll Shelby (ese mismo, el diseñador del Mustang Shelby Cobra GT), Wolfgang von Trips, Maurice Trintignant, Phill Hill, Masten Gregory, y el notorio playboy dominicano Porfirio Rubirosa «Rubi».
La posición de polo fue para Fangio seguido de Stirling Moss y Masten Gregory. El circuito del malecón medía 5,591 metros y la carrera estaba pautada a 90 vueltas para un total de 503.19 kms. La categoría a participar era la de Sports Cars. Fangio, al igual que Phill Hill y Carroll Shelby, participaría en un Maseratti 450 S, propiedad del millonario norteamericano Temple Buell, Moss correría en un Ferrari 335 S, von Trips utilizaría un Ferrari de 3,8 litros y Rubirosa un Ferrari 500 TRC de 2,0 lts.
Antes de empezar, el día de la carrera, se le solicitó a los cronometristas una pequeña demora, dado que había corrido el rumor de Fangio había sido liberado por sus captores, lo que provocó una demora de más de una hora en la largada, después de comprobarse que el rumor de la liberación era totalmente falso. Ya el Maserati azul No. 2 de Fangio había sido colocado en la línea de largada y lo pusieron en manos de Maurice Trintignant, el cual, se dice, no se encontró muy a gusto con esta decisión.
La carrera duró sólo cinco vueltas, ya que en la sexta sucedió lo inesperado el Ferrari Testarosa amarillo negro de 2,0 lts. con el No. 54 y piloteado por el cubano Armando García Cifuentes perdió el control y se salió de la pista, arremetiendo contra los espectadores que se encontraban en el malecón, provocando seis muertos y alrededor de 30 heridos. Según cuentan no se dió la bandera rojalo que contribuyó al caos tanto de la muchedumbre como de los pilotos, de los cuales muchos continuaron con la carrera y otros entraron a pozos.
El causante del accidente, García Cifuentes, quien también resultó herido, tuvo que ser llevado al hospital sobre el bonente (capó) del Ferrari de Abelardo Carreras, su compañero en el Cuba Racing Team. Después del desastre, en un arranque de ira el dictador, Fulgencio Batista, ordenó el arresto de Cifuentes bajo el cargo de homicidio.
Al ver el desorden Masten Gregory bajó la velocidad y decidió dirigirse a los pozos lo que fue aprovechado por Stirling Moss para rebasarle faltando pocos metros para llegar a la meta, por lo que después fue declarado ganador de la carrera.
Fuentes: algunas fotos y relatos de recortes de periódicos, revistas y en internet. Por mala suerte no conservo las fuentes exactas, pero entre las que conservo puedo citar: www.jmfangio.org, la revista Times, un relato de la Revista MD, hecho por el periodista cubano Félix Luis Vieyra, otro del periódico Granma de Arnold Rodríguez, La revista Todo Es Historia. En el blog Havana 50-60 se pueden encontrar muchas informacines sobre este tema y sobre el 1er. Gran Premio de Cuba de 1957.
En 1999 se filmó la pelicula Operación Fangio del director Alberto Lecchi, que trata este mismo tema.